martes, 18 de agosto de 2009

Que los cumplas feliz II

Hoy estaba repasando los deseos que pedí el año pasado para mi cumpleaños, esos tres deseos que se piden anualmente y supuestamente se cumplen en el plazo de un año. Entiendo que tal vez me excedí un poco con la lista y reclamos por incumplimiento, sentía que el Sr Deseo (quien concede los deseos) me había abandonada en el último tiempo, pero tampoco era para que el Sr me castigara del modo que lo hizo.
Esto fue lo que pedí y en rojo lo que recibí a cambio.
- Salud, amor, dinero y bienestar para mis seres queridos.
- Pasar fin de año con Nico, en una terraza de un penthouse en Nueva York, vestidos de gala (él en Armani y yo en Stella McCartney), bailando al compás de Frank Sinatra. No sólo no pasé fin de año en Nueva York con Nico, sino que lo pasé en Uspallata 1467 mirando el techo de mi cuarto de soltera, todavía me pregunto que estaba pensando cuando decidí pintar un cielo en el techo.
- Veinte kilos menos y no ver rostros de preocupación. Tengo veinticinco kilos de más, no veinte. Los bajé, los subí y me quedé con un saldo de más cinco. Es decir, 25 en total.
- Un paréntesis en mi vida, seis meses capaz que son mucho pero qué pasa con tres. Serían como para recargar energía, encontrar el centro y volver a barajar. Finalmente llegaron los tres meses de paréntesis que tanto quería pero recetados por el médico. Al final, no era divertido.
- Encontrar la paz, estoy cansada de pelear conmigo. Aumente mis sesiones de terapia de una vez por semana a tres veces, incluso en momentos claves he llegado a ir de lunes a viernes y llamar por teléfono los fines de semana.
- Asistir a las finales de Roland Garros, Wimbledon y Master Series. Ni siquiera las pude ver por ESPN de lo hinchado que tenía los ojos.
- Que un jean con remera blanca me calce como un vestido de Chanel. Ahora sólo me conformo con que el jogging no me quede como calza.
- Un jaguar color verde inglés con asientos de cuero blanco. Bye bye peugeotita, me quedé definitivamente a pie. Gracias STM por los nuevos boletos de $20 de dos horas.
- Gafas bien grandes para que no me reconozcan. Dejé de necesitarlos, ahora no me reconocen por el exceso de peso.
- Que un ovni me abduja del trabajo y traslade a la costa azul francesa, y en ese momento este tomada de la mano de nico. El fucking ovni no me abdujo ni tampoco me partió un rayo, por más que todos los días recé, recé y recé para que eso sucediera.
- Que nico no me abandoné. Estamos por iniciar los trámites de divorcio.
- Ir por una highway en una noche despejada, la brisa acariciando nuestros rostros, escuchando música al palo, tarareando desafinados y con una extraña sensación de libertad. La única highway que transite fue Bvar Artigas y Av. Italia, acompañada por 38 pasajeros sentados y 20 parados. Así que la sensación de freedom te la debo.
- Poder mandar a la reconstitución a quien quiera. Sigo sin haber dicho ni mu.
- Que cada cosa que ingiero no encuentro su lugar en mis muslos. Me ha salido una protuberancia con forma de porción de torta rellena en en mi muslo derecho.
- Que las horas de spinning se traduzcan en mis piernas. Sigo sin ver resultado.
- Pasear en los barquitos de los estanques de Versalles, dándole de comer a los interesados cisnes mientras nico intenta ahuyentaros con el remo. Por si aún no quedo claro, Nico y yo ya no estamos más juntos.
- Un paseo en bici por las calles de adoquines de Florencia, Italia. El único paseo en bici, fue en mi Trek, de lo de madre al almacén porque me había quedado sin leche descremada.
- Un café con leche acompañado por una rica patiserrie en la verdeada de un Café en Saint Germain en París. Un farol, cuatro árboles, una plaza, un músico tocando su acordeón, un grupo de estudiantes discutiendo acerca de un manifiesto, una librería de fondo, una francesa con largas piernas esperando para cruzar mientras habla por celular, bullicio en distintos idiomas, hay olor a baguette fresca, señoras y señores caminando con su baguette debajo del brazo, adoquines con historia, una notebook en la mesa (me he vuelto adicta), un hombre con flores frescas (seguramente adquiridas en el Mercado De Flores), una pareja tomando una copa de vino y Nico que me da un beso en la frente, acaba de llegar de su clase de pintura. Una larga charla. Sin palabras.
- Un picnic en una tarde de verano en el Hyde Park o Greenwich Park, Londres. Descalzos con los pies sobre la hierva, hay olor a pasto recién cortado. Sobre la mantita se apoyan unos frescos tomatitos cherries, queso brie, jamón crudo, olivas, pan integral de varias semillas, mermelada de arándano casera, unos duraznos y bebida. Lloro por dentro.
Por último pronuncié, “Deseo que el Sr. Deseo me conceda mis deseos.” Fuck Sr Deseo.
El año que viene prometo no pedir nada.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Cirugía

La luz blanca del quirófano se encendió. Hacía frío, estaba acostada, rodeada de personas con gorros en la cabeza y mascarillas que cubrían sus caras. Miraba fijo la luz blanca, fría y penetrante, tenía el cuerpo adormecido y escuchaba una voz lejana que me decía: “Quedate tranquila, vas a estar bien...”.

Era medianoche cuando entre a la sala de emergencias, tenía un fuerte y persistente dolor en el pecho, justo al lado del corazón. Sólo quería que me lo extirparan. Me faltaba el aire, me comprimía el tórax y mis ojos eran como dos cataratas de agua sin muro de contención. Las lagrimas salían con fuerza, erosionado y agrietando mis pómulos, como los discos de un arado que se introducen en la tierra separando los terrones.

Una enfermera se acercó, me sujetó del brazo y acompañó hasta un consultorio. Me pidió que me sentara y aguardara al médico que enseguida llegaba. Fue terminar de hablar que apareció el doctor de guardia y comenzó ha hacerme una serie de preguntas. Al verme desahuciada salteo las preguntas protocolares y fue directamente al grano: “¿Dónde te duele?”. Con la voz entrecorta y apretando fuerte mis manos sobre el corazón, le indiqué: “Acá... siento que me desangro. Por favor, sáquemelo.”

Hoy desperté con miedo. No sé cuánto tiempo pasó desde aquel día. No sé si estoy despierta o dormida. No sé si estoy viva... Tengo miedo de abrir mis ojos, tengo miedo de gritar y que nadie me escuche. Tengo mucho miedo. Respiro profundo, apoyo mis manos sobre el cuello y con los ojos cerrados comienzo a deslizar las puntas de mis dedos desde el cuello hasta el abdomen. Una y otra vez, recorro mi pecho buscando alguna señal de aquel día. Mi respiración se agita al no encontrar heridas. Entreabro los ojos, miro por debajo de la remera y corroboro lo que suponía, no hay marcas de aquel día. “Pucha digo, se me fue la vida”.

De repente, al escuchar el ruido de un teléfono celular sonar impertinentemente, abro mis ojos y rápidamente me incorporo. En el display del celular leo: “llamada perdida”.

A veces me duele el pecho y me cuesta respirar, a veces extraño algo que tenía o creí que tenía.

Post it

Después de años de largas sesiones intentando, sin éxito, que Ale (mi terapeuta) me diera los famosos tips de la felicidad, escuché que una manera de sacar el dolor es exteriorizando los sentimientos en post-its. Sí, en los famosos cuadraditos de papel amarillo autoadhesivos de 5x5 cm. Parece que así como hay quienes los utilizan en la oficina para escribir notas, pendientes y recordatorios, hay personas que afirman que tienen poderes sanadores.

El tema es así, hay que escribir en los post its frases lindas, alentadoras y positivas de la vida, del estilo “Hoy puede ser un gran día” o pueden ser anhelos que uno tenga como por ejemplo “Quiero enamorarme”(¿? cri cri me lo dijeron) o pensamientos más trascendentes como el del amigo Sócrates “El hombre que no piensa sino en vivir, no vive” . Esas frases que supuestamente son un himno a la vida. Claro, tienen que ser bastante concisas para que entran en este pequeño papelito adhesivo y además se cumplan. Aclaración: no se puede escribir frente y dorso.

En definitiva, esos post its serían algo así como recordatorios que reflejan lo infeliz que eras y lo feliz que podés ser. Las frases pueden ser propias o prestadas, todo lo que pueda ayudar en este proceso de sanación es válido.

Siguiendo estos consejos y con la posibilidad latente de mejorar notablemente la perspectiva de mi vida, ayer empecé con este viaje de los post it.s Total, ya probé con terapia, pastillas, ejercicio, dietas, ayunos, grupos, hasta me pegue unos parches en el chakra del corazón o anahata chakrá con el fin de distribuir esa energía oscura que está aglomerada en mi pecho.

Debido a que estaba vacía de este tipo de contenido que supuestamente te levanten el ánimo y te llenen de esperanza, recurrí a la Internet. Debo confesar que los alentadores comentarios de mis amigas, conocidos y familiares del estilo “7 de cada 10 personas se divorcian” o “Por suerte, no tenés hijos” o “Todavía sos joven”, ya me estaban empezando a molestar un poquito. Entiendo que no eran de mala leche, sino que un intento por hacerme sentir mejor.

Escribí el primero y lo pegue en el espejo del baño. Lo miré fijo por largas horas y al ver que no pasaba nada, escribí otro mensajito y lo pegue en la pantalla de la tv. Luego otro en la heladera, en la puerta del microondas, en la cisterna, en el shampoo, en el espejo, en el pestillo de la puerta, forré el sillón de tres cuerpos con mensajitos, pegue en las lámparas de mesa, en el respaldo de la cama, en las cuatro hornallas,en el monitor de la compu, en la papelera de la basura, en la basura, en la caja de servilletas vacías que tire a la basura, en el jarrito de la leche, en la docena de huevos que descansaban en la puerta de la heladera, en el cargador del celular, en el celular, en el placard del cuarto, en la escalera volada, en los almohadones, en las almohadas, en mi pijama... Empapele la casa con papelitos amarillos. a tal punto que ayer durmiendo casi me muero ahogada por un post it, se cayo del techo y casi me lo trago.

¿Será esa la forma de terminar con el dolor? ¿Será esa la sanación?