Hoy estaba repasando los deseos que pedí el año pasado para mi cumpleaños, esos tres deseos que se piden anualmente y supuestamente se cumplen en el plazo de un año. Entiendo que tal vez me excedí un poco con la lista y reclamos por incumplimiento, sentía que el Sr Deseo (quien concede los deseos) me había abandonada en el último tiempo, pero tampoco era para que el Sr me castigara del modo que lo hizo.
Esto fue lo que pedí y en rojo lo que recibí a cambio.
- Salud, amor, dinero y bienestar para mis seres queridos.
- Pasar fin de año con Nico, en una terraza de un penthouse en Nueva York, vestidos de gala (él en Armani y yo en Stella McCartney), bailando al compás de Frank Sinatra. No sólo no pasé fin de año en Nueva York con Nico, sino que lo pasé en Uspallata 1467 mirando el techo de mi cuarto de soltera, todavía me pregunto que estaba pensando cuando decidí pintar un cielo en el techo.
- Veinte kilos menos y no ver rostros de preocupación. Tengo veinticinco kilos de más, no veinte. Los bajé, los subí y me quedé con un saldo de más cinco. Es decir, 25 en total.
- Un paréntesis en mi vida, seis meses capaz que son mucho pero qué pasa con tres. Serían como para recargar energía, encontrar el centro y volver a barajar. Finalmente llegaron los tres meses de paréntesis que tanto quería pero recetados por el médico. Al final, no era divertido.
- Encontrar la paz, estoy cansada de pelear conmigo. Aumente mis sesiones de terapia de una vez por semana a tres veces, incluso en momentos claves he llegado a ir de lunes a viernes y llamar por teléfono los fines de semana.
- Asistir a las finales de Roland Garros, Wimbledon y Master Series. Ni siquiera las pude ver por ESPN de lo hinchado que tenía los ojos.
- Que un jean con remera blanca me calce como un vestido de Chanel. Ahora sólo me conformo con que el jogging no me quede como calza.
- Un jaguar color verde inglés con asientos de cuero blanco. Bye bye peugeotita, me quedé definitivamente a pie. Gracias STM por los nuevos boletos de $20 de dos horas.
- Gafas bien grandes para que no me reconozcan. Dejé de necesitarlos, ahora no me reconocen por el exceso de peso.
- Que un ovni me abduja del trabajo y traslade a la costa azul francesa, y en ese momento este tomada de la mano de nico. El fucking ovni no me abdujo ni tampoco me partió un rayo, por más que todos los días recé, recé y recé para que eso sucediera.
- Que nico no me abandoné. Estamos por iniciar los trámites de divorcio.
- Ir por una highway en una noche despejada, la brisa acariciando nuestros rostros, escuchando música al palo, tarareando desafinados y con una extraña sensación de libertad. La única highway que transite fue Bvar Artigas y Av. Italia, acompañada por 38 pasajeros sentados y 20 parados. Así que la sensación de freedom te la debo.
- Poder mandar a la reconstitución a quien quiera. Sigo sin haber dicho ni mu.
- Que cada cosa que ingiero no encuentro su lugar en mis muslos. Me ha salido una protuberancia con forma de porción de torta rellena en en mi muslo derecho.
- Que las horas de spinning se traduzcan en mis piernas. Sigo sin ver resultado.
- Pasear en los barquitos de los estanques de Versalles, dándole de comer a los interesados cisnes mientras nico intenta ahuyentaros con el remo. Por si aún no quedo claro, Nico y yo ya no estamos más juntos.
- Un paseo en bici por las calles de adoquines de Florencia, Italia. El único paseo en bici, fue en mi Trek, de lo de madre al almacén porque me había quedado sin leche descremada.
- Un café con leche acompañado por una rica patiserrie en la verdeada de un Café en Saint Germain en París. Un farol, cuatro árboles, una plaza, un músico tocando su acordeón, un grupo de estudiantes discutiendo acerca de un manifiesto, una librería de fondo, una francesa con largas piernas esperando para cruzar mientras habla por celular, bullicio en distintos idiomas, hay olor a baguette fresca, señoras y señores caminando con su baguette debajo del brazo, adoquines con historia, una notebook en la mesa (me he vuelto adicta), un hombre con flores frescas (seguramente adquiridas en el Mercado De Flores), una pareja tomando una copa de vino y Nico que me da un beso en la frente, acaba de llegar de su clase de pintura. Una larga charla. Sin palabras.
- Un picnic en una tarde de verano en el Hyde Park o Greenwich Park, Londres. Descalzos con los pies sobre la hierva, hay olor a pasto recién cortado. Sobre la mantita se apoyan unos frescos tomatitos cherries, queso brie, jamón crudo, olivas, pan integral de varias semillas, mermelada de arándano casera, unos duraznos y bebida. Lloro por dentro.
Por último pronuncié, “Deseo que el Sr. Deseo me conceda mis deseos.” Fuck Sr Deseo.
El año que viene prometo no pedir nada.