Aprovechamos que el 1ero de mayo cayó jueves, para tomarnos el viernes libre e irnos con Nico para afuera. Que explote la agencia, la presentación del martes. Si les importaba tanto se hubieran acordado antes de trabajar.
El destino elegido fue la costa azul francesa, Niza. En un principio pensamos irnos a Mónaco pero queríamos evitar los compromisos con la realeza. Vamos a entendernos, los hermanos Grimaldi son amorosos pero los temas de conversación siempre rondan entorno a los dolores de cabeza que le provocan a Carolina sus chicos, Carlota y Andrea, las desafortunadas relaciones de Estefanía y el hijo no reconocido de Alberto con la ex azafata. Además de los romances que le inventan al príncipe, con modelos noruegas y alemanas de 20 años con total de no dejarlo salir del closet. Pobre Rainiero, que descase en paz.
De todos modos estuvimos cenando en el principado de Mónaco con Brad, Bono, Heidi Klum, Seal, Madonna, Guy Ritchie y unos amigos, debido al cumple del líder de U2. Una fiesta muy intima. Brad asistió solo, porque su mujer Angelina estaba en
Frente a este panorama todas las miradas del cumpleaños se dirigieron a nosotros, no entienden cómo aún no hemos adquirido un pequeño somalí. “Son ricos, jóvenes, lindos y se aman, qué esperan para formar una familia?”, dijo Madonna. Nuestra respuesta fue, “todavía no decidimos el color”. Alguien se preguntó alguna vez, qué pasa por la cabecita de sus hermanitos, los desafortunados niños no adoptados por ser más grandecitos o no agradarles tanto como para llevárselos a su casa. Los amiguitos les creerán cuando ellos le cuenten que su hermanito/a ahora es hijo de Angelina Jolie y Brad Pitt o Madonna y Guy Ritchie. Cuando digan que vive en Hollywood y que salen en revistas. O se burlarán sin parar de ellos y vivirán en la dirección de la escuela. La cuestión es que Angelina no asistió a la velada.
Comimos, brindamos con champagne, soplamos las velitas y nos fuimos. Decidimos quedarnos a dormir en el principado, en el puerto Hercule donde reposa nuestro yate llamado “Le grand vida”. Habíamos tomado unas copas de más. Despertamos vestidos de blanco, Nico tenía algún toque de azul, desayunamos nuestro lait de au de café, croissant y unas frutas. Pasamos el día ahí, remoloneando y tomando sol.
Estas son las vueltas de la vida, un día uno está en Mónaco y al otro día en Eduardo Acevedo e Isla De Flores laburando como un chino.