martes, 20 de mayo de 2008

Notas

Hoy le planteé a Ale, mi terapeuta, la posibilidad de llevar un block de notas a mis sesiones. Así como ella saca sus apuntes, subraya, pone signos de exclamación, remarca, va para atrás y para adelante en mis narraciones, a mí gustaría rescatar algunos conceptos de los que trabajamos. En esos 50 minutos se dicen muchas cosas y a veces no me da la capacidad de retenerlo todo. A veces, es muy duro retenerlo todo. Por otro lado, después que el reloj pasa las 9am, cruzo la puerta y tengo que enfrentarme a la cruda realidad. Por lo cual, sería una buena forma de protegerme del mundo exterior. Recordemos que recientemente rechazó la idea de hacerme una ficha con “tips para ser feliz”. Si ella escribe cuadernos a lo loco acerca de mi vida, por qué yo no puedo escribir alguna frase de las cosas que surgen ahí. Acaso no es mi vida de la cual estamos hablando, no es mi espacio! Le explique que el block sería pequeño como una libretita de apuntes, aunque también podía llevar mi notebook. En ese momento sus ojos se desorbitaron, no podía creer lo que le estaba planteado. Se imaginó preguntando “Alejandra, me podés repetir que me perdí?”. A veces siento que soy una incomprendida, como Van Gogh en su momento. Prometo no mutilarme. Me parece que podemos estar frente a una nueva metodología de trabajo, una técnica de tratamiento completamente rupturista e innovadora. Así como el piscoalanaisis fue una revolución para la psicología y el pensamiento de la época. Esto puede llegar a ser un BOOM.

La paciente, yo, saca sus notas así como la terapeuta, ale, saca las suyas. Pudiendo llevarse conceptos para seguir trabajando en su casa y avanzar más rápido. Si todo sale bien, creo que en tres meses estoy afuera. Mis últimas palabras fueron “Pensalo”.