martes, 13 de mayo de 2008

Prótesis

No ponerme lolas fue la decisión más difícil de los últimos años. Nico fue el que más sufrió haberle dado de baja a ese proyecto, las lloró durante nuestros 15 días de veraneo. La verdad es que durante bastante tiempo habíamos soñado con la idea de tenerlas, pero el sorpresivo seguro de paro nos desajustó el presupuesto anual.

Al final recurrí a usar en la noche, unas hombreras de un tapado que era de mi abuela y ahora está muy de moda. La cuestión es que le arrenque las hombreras que me hacían ver como Robocop, y me hice de un par de senos nuevos.

Y para usar durante el día, me había auto regalado para navidad unas lolas que venden en Teleshopping. Pensé que estaban bárbaras porque eran de color piel, no tenían breteles y la textura como lisita, pero las disfrutamos poco, porque el tercer día de playa una ola de metro treinta y cinco (del tamaño de Nelson, el hombre rata que bailaba en el video clip a "mover el culo) me arrastró, revolcó, despojó, casi violó y noqueó, en la playa del barco (La Pedrera). En realidad, ahora agradezco a la mar que se las haya llevado, porque eran como de PVC y levantaban temperatura a lo bobo. Además con el viento que no paraba de soplar y la transpiración por la fucking goma, se le pegaba arenita, medio asquete.

Así que sigo con mis lolas estándar, esperando que en algún momento peguen el estirón.