En el sur es verano, pero en los últimos 10 días no ha parado de llover. Se estima que el índice de suicidio aumentó en un 10%, pero los informativos no quieren ahondar mucho en el tema porque temen que sea contagioso. La tasa aumento en jóvenes entre 20 y 35 años, así que seguiremos teniendo la población más vieja del mundo. Algunos lo atribuyen al calentamiento global (el suicidio), éramos tan pobres que la lectura de la situación se resume a eso.
Yo un poco egoísta, sumergida en mi mundo de ama de casa, pierdo el tiempo discutiendo con Carmen (la señora que nos da una mano con la casa una vez por semana), para ver qué hacemos con la ropa. Ella me dice: “señora, qué hacemos? no para de llover”. Yo le digo “carmen, no me digas señora, llama me maca o macarena, por favor”. Nos paramos frente a la ventana de la cocina y ambas miramos al cielo, en determinado momento la miro y me encuentro que está concentradísima, con el ceño fruncido como jugándole un serio a las nubes para ver si sale el sol. Lavamos o no lavamos es nuestra preocupación. Después de un relámpago y ver que las nubes permanecen en el mismos lugar con la misma forma, le digo “carmen, manejate, hace lo que quieras”. Me doy vuelta y me persigue como buscando una respuesta, apenas se distrae me escabulló por la puerta y pienso en que ojala no atormente demasiado a Nico con el tema. Él ya improvisó un tendedero en el garage, pero hace una semana que los pantalones, toallas y demás cuelgan sin secarse.
Llego a la agencia, abro mails, me río y me preparo para el tan ansiado momento.